15 octubre 2009

El Aspecto ritual en la obra de Le corbusier



Desde el año 2.005, estuve muy interesado contactar al catalán Josep Quetglas, (catedrático de la Universidad Politécnica de Catalunya) para conversar sobre muchos temas corbusenses, pero el que más me interesó fue el aspecto ritual de la obra de L-C. Quetglas en su anuario “Masilia, 2004bis”, realizó un artículo muy interesante sobre esta faceta del maestro helvético. En lo adelante les comentaré los ejemplos arquitectónicos estudiados por Josep Quetglas, para la elaboración de tal artículo.

Algo común en la resolución geométrica de Le Corbusier, en las décadas de los 20 y 30, es hacer coincidir el punto medio de una columnata impar con la puerta de acceso, cortando el paso y definiendo dos causes, uno para la entrada y otro para la salida. Ejemplos arquitectónicos de lo anteriormente mencionado son:

1-La Villa Savoye, cuya puerta (naturalmente centrada) se opone a una columnata impar formada por cinco columnas.
2-El Edificio del 24 Nungesser y Coli, cuya columna central se opone a la puerta de entrada.
3-La Casa Cook, cuya columna central y solitaria, divide el acceso en dos tipos, acceso de personas y de vehículos.

Sin embargo, desde 1.937 con la puerta pivotante del Pabellón de los Tiempos Nuevos (Le Pavillon des Temps Nouveaux), Le Corbusier ya no opone, sino superpone en un mismo plano, la puerta y la columna (colocando la columna dentro de la puerta, convirtiéndola así, en su eje central). Encuentra, de esta manera, la forma canónica y esencial de la puerta, llegada profundamente de su “razonamiento” y su “sentimiento”.

El “razonamiento” le dicta que una puerta con esa configuración, segrega eficientemente, la circulación de entrada y salida. El “sentimiento” le dice que así consigue fundir en un lazo invisible, dos presencias: lo positivo de quien entra y lo negativo de quien sale. Esta dualidad del plano, logra un equilibrio conceptual sin precedente. Esta puerta, fruto del genio de L-C, cumple con todas las propiedades que Mircea Eliade proclama como la puerta “ideal” de un espacio sagrado. Ejemplos arquitectónicos de lo anteriormente mencionado son:

1-El Pabellón de los Tiempos Nuevos (destruido)
2-El Palacio de Asamblea en Chandigarh.
3-La Iglesia de Ronchamp en Belfort.

PUNTO DE VISTA EN EL EJE DEL ÁRBOL
(Pont de vue dans l’ axe de l’ arbre)

Pero hay un tercer caso, más interesante, en donde podemos apreciar como Le Corbusier cambia la configuración de este acto, quedando en evidencia el carácter ritual en su obra.
El acto que quiero comentar, establece una variación en el paradigma de la columna y la puerta. La columna, que segrega el paso frente a la puerta, ya no es un elemento de carácter estructural (objeto muerto), sino un árbol pre-existente (objeto vivo), que se transforma en un elemento del paisaje exterior introducido en el marco interior de la puerta. Es probable que por la discreción de Le Corbusier en estos enseres, queden muchos mas ejemplos de este tipo por encontrar. Ejemplos arquitectónicos de lo anteriormente mencionados son:

1-Convento de la Tourette, en donde se opone un árbol pre-existente a un quicio o portal de acceso.
2-Villa La Roche, en donde se opone un árbol pre-existente a la puerta de acceso.
3-Casa Curruchet, en donde se opone un árbol a un quicio o portal de acceso y además otro, divide el ingreso en dos tipos.
































Quien ha visitado el Convento de la Tourette, sabe que para ingresar, hay que caminar al lado de una tapia formada por arbustos densos, la cual solo se interrumpe al llegar a un quicio o portal de entrada. El quicio es banal, porque no tiene un sentido práctico en sí, pero es complejo por el significado ritual que posee.

En dicho portal, no hay un plano divisorio ni tampoco se presenta la posibilidad de oponer una columna. Sin embargo, el gesto ritual es creado por un árbol pre-existente, enfrentado al quicio, que segrega la circulación al igual que los otros ejemplos. Dicha intención se ve fortalecida por una textura en el suelo de concreto.

La textura, ocupa solo la mitad izquierda del suelo del portal, indicando que es el cauce de entrada, por esa razón los visitantes limpiarán sus suelas como si de una alfombra se tratase.
La mitad derecha, es lisa, indicando que es el cauce de salida, por esa razón los visitantes que abandonan el convento no tendrán la necesidad de limpiar ningún residuo. La división sutil en el suelo del quicio, sugiere también la doble función del acceso, por lo tanto, una mitad segrega hacia un espacio cerrado (formado por los servicios) y la otra, hacia un espacio abierto (formado por el convento).
El mismo caso se presenta en la Villa la Roche, quien la haya visitado, sabe que al ingresar se ve una columna central que soporta la galería de pintura, esta oposición segrega la circulación de la misma manera que se planteó anteriormente. Al acercarnos, veremos que la puerta de la villa esta casi escondida a la derecha del quiebre de la pared. Entonces, sin que lo advirtamos, un árbol se convierte en el relevo de la columna, colocándose en el centro de la puerta, en el mismo eje de simetría.

Con un poco de investigación, uno puede darse cuenta, que Le Corbusier fijó la posición de dicho árbol, desde los primeros bosquejos del proyecto, tanto en las plantas como en las fachadas, incluso publicó fotografías que evidencian la repetición del gesto descrito en la Tourette.
Por los borradores, sabemos que no solo ese árbol, sino que, otros dos también pre-existentes (en el terreno), fueron coprotagonistas del proyecto. Por lo tanto y para ser veraces, debiéramos decir que el árbol definió la ubicación de la puerta y esta a su vez, la ubicación de la sala vestíbulo y con ella, toda la Villa la Roche. En base a esto, Josep Quetglas, escribió un fragmento muy interesante y jocoso, lo cito a continuación:

“Por desgracia, en algún momento, algo ha debido de ocurrir a ese árbol, puesto que se lo llevaron y no es el que hay ahora. El árbol que Le Corbusier tomó como eje de la Villa La Roche fue arrancado por alguien y substituido por un nuevo ejemplar, de la misma especie y de porte parecido, pero plantado en una posición equivocada, sensiblemente fuera del eje de la puerta, perdiéndose así uno de los elementos fundamentales de la arquitectura de Le Corbusier. Una arquitectura basada en la “simetría”, es decir, en la tensión de opuestos, entendidos no sólo como posiciones plásticas en lo construido, sino como oposición entre lo construido (La Villa) y lo natural (el árbol).

…Será que no queda nadie en toda Francia con suficiente autoridad como para volver a colocar el árbol en su sitio, o bien, si el nuevo árbol es intocable, para desplazar un poco la villa hasta hacerla coincidir otra vez con el árbol?”

Es muy interesante y poco común, que subyacente a la arquitectura construida por L-C haya este tipo de expresiones rituales, las cuales demuestran su necesidad, casi compulsiva, de dar respuesta y orden a todo. Yo los convido entonces a buscar con lupa en su obra y a descubrir este tipo de paralelismos rituales que existen entre ellas.

Agradecimientos:
Josep Quetglas (catedrático del UPC y autor del libro “Las Heures Claires” )

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