18 febrero 2012

Reseña : "La exclusión residencial y el desarrollo de la ciudad moderna en América Latina ..." - Haydeé Bascopé Guzmám



Reseña del artículo: “La exclusión residencial y el desarrollo de la ciudad moderna en América Latina: De la polarización a la fragmentación. El caso de Santiago de Chile”

Rodrigo Hidalgo D.1 y Axel Borsdorf M.2, en la revista Geographicalia (2005) Nº 48


Haydeé Bascopé Guzmán *
caretaazul@hotmail.com


En la actualidad, las ciencias sociales y espaciales han ampliado su objeto de estudio con la intención de consolidarse como disciplinas que puedan influir en su entorno inmediato, objetivizándolo, para lograr una aproximación a diversos temas. Tal es el caso de Hidalgo y Borsdorf, quiénes analizaron, desde un enfoque sociológico y arquitectónico, la exclusión residencial y el desarrollo de la ciudad moderna en América Latina, concretando su espacio de investigación al caso del hecho urbano en Santiago de Chile. El artículo, nos introduce a la problemática de la fragmentación social-urbana y al importante fenómeno (no tan reciente), de la segregación en el complejo urbano, desde una propuesta lineal historicista de constantes desplazamientos, que involucran una mirada secuencial al concepto de distinción 3 y segregación. El material se presenta en cinco hechos socioespaciales, analizados puntualmente en su forma y argumento de fragmentación a distintas escalas, que van desde el análisis concreto de una casa, hasta llegar al complejo urbano y metropolitano, todos estos en acuerdo con la asistencia del neoliberalismo y la globalización, basados en la experiencia de la dinámica social y territorial.

Los autores presentan información específica de donde podrían inferirse análisis que bien pudieran traducirse en indicadores que examinen características determinantes que enlazan las dos disciplinas mencionadas (sociología y arquitectura), para acercarse a un profundo estudio y desarrollo de conceptos como dominación, discriminación, diversidad, identidad, desarrollo, desigualdad, comunicación no verbal, interacción temporal y espacial, movilidad social, hacia repensar a la ciudad como agente político, económico y por supuesto social.

El primer fragmento estudiado corresponde a las viviendas de la ciudad colonial. Donde vale resaltar que el colonizador afirma desde una lógica dominante, que el (sub)mundo conquistado se fundaba en principios incongruentes con 'la razón moderna', la cual más tarde es establecida a fuerza. Constituyéndose en primera instancia en una conquista espiritual4.
Al referirse al colonialismo, se manifiesta y ejecuta la marginación, exclusión5 e inclusive el aniquilamiento6 del dominado. Estos patrones de autoridad se han mantenido a diferentes niveles ya sean políticos, económicos, así como sociales y culturales, pasando en todos sus campos por un colonialismo aplicado al espacio tangible, al terreno que implica propiedad y donde se ejerce violentamente en todas sus características. Lejos de ser un simple bosquejo, el colonizador trajo consigo una estructura específica del espacio físico, y resuelto aquel con el derecho que se le confería, y acreditado bajo las leyes de indias, se dispuso, -en el caso de la vivienda como unidad básica- cumplir con códigos espaciales específicos como por ejemplo los accesos directos desde la calle que exhibían elementos y componentes prácticos para practicar la distancia a través del uso de barreras; delimitación clara entre propiedad privada y espacio público.

Las viviendas elite, -herencia de la cultura greco romana-, a las que se hace alusión, se construyeron en las manzanas o cuarterones mejor ubicados de la cuadrícula ortogonal que rodeaba la plaza central, esto impuso un esquema donde subjetivamente la construcción del espacio se constituía en un otro mecanismo de dominación y poder.

En el caso de los vecinos criollos, la unidad de vivienda debió introducirse a un sistema de producción, lo que obligó a desarrollar actividades múltiples en un mismo espacio; viviendo en albergues cerrados que fueron al mismo tiempo hogar y negocio.

En Chile, como en la mayoría de los países latinoamericanos, la tipología colonial es representada por las casas de tres patios, donde entre el primer patio y el segundo, estaba el salón y las habitaciones privadas de la vivienda, en este sentido quedan establecidos patrones de diseño que asignaban jerarquía de acuerdo al desarrollo de funciones espaciales y posiciones sociales, donde las habitaciones de servicio o espacios destinados a los huéspedes se situaban alrededor del traspatio, diseñado también con ingresos específicos. Dichas viviendas no conformaron barrios cerrados en la definición actual, sin embargo la concepción de su diseño advierte un primer acercamiento a estos.

El siguiente recorte temporal en el artículo, sugiere a los denominados company-towns y las viviendas obreras como barrios cerrados en el siglo XIX, como reflejo de la importante presencia de compañías inglesas y norteamericanas, cuyo papel en el desarrollo de la economía latinoamericana, consistió en la inversión dirigida a la explotación de los recursos naturales, enfocada al desarrollo de la minería, que indudablemente contribuyó a la creación de un importante número de fuentes de trabajo semi calificado en su mayoría, y de baja renumeración en su generalidad, lo que dio lugar a asentamientos amurallados y equipados denominados como company towns o pueblos de las compañías, cuya ubicación estratégica respondía a una lógica de cercanía con los yacimientos, asumiendo un esquema de seguridad a partir de cierres espaciales, evidenciándose una relación directa con los barrios cerrados contemporáneos.

Otro antecedente que se acerca al objeto de análisis, fue la construcción y disposición de callejones alineados con precarias habitaciones, denominados conventillos, que suponían la refuncionalización de antiguas casas coloniales ya abandonadas por sus residentes, que migrando hacia la periferia de la ciudad persiguieron el esquema de la casa jardín. El bajo nivel de inversión representaba una ganancia inmediata para los propietarios, en cuanto bastaba subdividir y alquilar para abastecer la demanda de vivienda en las ciudades, asignándose estas construcciones en extremo exiguas, al ocupante empobrecido.

Con los anteriores ejemplos; los pueblos de compañías y los conventillos, podemos distinguir un horizonte sujeto a parámetros de rendimiento económico y funcional en la construcción de espacios destinados a un tipo específico de sociedades establecidas bajo parámetros fundamentalmente económicos.

Más adelante, los autores señalan el caso de los loteos suburbanos de elite como base de los barrios cerrados modernos del siglo XX, originados a partir de los clubes de campo, o country club, que se visualizan como precedente de los barrios cerrados. Afirmando que a partir de la década de los 70, se registra el origen de éstos en Latinoamérica, en correspondencia con un estilo de vida que se remite al diseño de un otro espacio y realidad sociocultural7, donde los propietarios formaron una sociedad anónima que administraba servicios concesionados por la entonces municipalidad, de acuerdo a la tradición de una ciudad jardín, cuyo enunciado dictaba; forestar cada uno de sus lotes, con el objeto de hacer de la zona un lugar de arboladas, los que debían afirmarse con alambres de púas o con mallas de alambre, como signo de exclusividad frente a la consolidación de infraestructura y servicios.

Considerando que los clubes de campo o loteos privados, en un principio, no fueron simples copias del modelo norteamericano, -que también respondían a un período de industrialización y motorización- puesto que se expresó en la búsqueda de un estilo de vida campestre por parte de ciertos sectores sociales que utilizaron este recurso como elemento definitorio del la identidad de grupo, admitieron un alejamiento de los problemas que involucran al contexto urbano aglomerado como el ruido, la delincuencia, el alcoholismo y el hacinamiento que resultaron del proceso de globalización, y del pensamiento y Estado neoliberal que tuvo su auge en la década de los años 80.

Por otro lado, los edificios racionalistas y los barrios cerrados en altura, se incluyen en el contexto del Estado Nación desarrollista, asociado al denominado modelo de desarrollo económico keynesiano hacia los años 40 y 50 del pasado siglo, produciendo en parte de los países latinoamericanos, importantes transformaciones en su base económica, que convirtieron a la actividad industrial en motor del capitalismo.





En este contexto, la intervención activa del Estado consistió en el diseño de políticas sociales, entre las cuales el suministro de vivienda fue una de las prioridades, de ese modo el proceso de urbanización8 adquiere su máxima expresión en la edificación de viviendas en altura con el fin de racionalizar el espacio urbano, y aprovechar el impulso del sector público dado a la construcción de bloques de vivienda como en el caso específico de Santiago.

Tal fue el impulso a estas políticas, que se implementaron mecanismos como la construcción de viviendas de promoción pública para la clase media y la edificación de unidades para ser colocadas en el mercado de la vivienda nueva, en beneficio del empresario y dinamizando el mercado del suelo en áreas centrales, siendo los condominios verticales resultado de lo anterior, amparados en la ley de copropiedad, que se difundió en la mayoría de las ciudades chilenas, lo que dio lugar a una forma urbana que se introduce en la ciudad a través de la densificación de la trama preexistente. Esto representó una fragmentación del espacio interior de la ciudad, a través de la generación de pequeños y medianos fraccionamientos, que impusieron un sistema de acceso controlado a los predios y fincas, los que en definitiva representan barreras físicas que separan no casualmente, a los moradores del ya ajeno espacio exterior.

Finalmente, se analiza el caso de los barrios cerrados como forma de fragmentación en el área metropolitana de Santiago, fundados éstos a partir de los años 80 con el afán de distinguirse del resto de la sociedad, consecuencia de la expansión de empresas inmobiliarias que ofrecían un producto de carácter exclusivista, además de estar sustentados por el régimen de copropiedad inmobiliaria a partir de 1937.





Al respecto, los autores afirman a los condominios en el espacio urbano chileno -como representación del dinámico proceso de fragmentación socio espacial del área metropolitana-, que por sus características es comparable a lo establecido en otras ciudades latinoamericanas de profundo contenido socioeconómico definido por la acumulación y los estratos, correspondiente al nuevo concepto de ciudad amurallada, hermética, de acceso controlado, al fin, excluyente.


Consideraciones finales

Hidalgo y Borsdorf señalan que la nueva -y acelerada- estructura y desarrollo del hecho urbano latinoamericano, se explica a través de procesos e hitos que reflejan, al modo de la ciudad postmoderna, con autopistas urbanas, centros comerciales de grandes superficies y parques tecnológicos, indicadores del nuevo modelo a alcanzar.

En este sentido, lo anterior es válido para aquellas agrupaciones residenciales aparecidas en los últimos años, cuya dimensión ha ido en progresivo aumento hasta convertirse en verdaderas ciudadelas que poseen características comunes, tanto en diseño como localización al interior y exterior del organismo urbano, con un despliegue en materia de seguridad y grandes intervenciones ubicadas en la periferia de las ciudades, como signo de globalización y que en este caso, se expresa en un sector inmobiliario que reproduce pautas similares de producción y consumo en distintos países latinoamericanos.

Las formas de exclusión residencial vinculadas a lo que hoy podríamos llamar como barrios cerrados se encuentran en las bases de la ciudad polarizada, donde ricos y pobres habitaban en sectores muy bien definidos, donde los grupos medios y medios altos en su búsqueda de exclusividad a la usanza de la elite tienden a dispersarse por distintos puntos de los bordes de las metrópolis.

Concluiremos aportando a la reflexión, que el espacio físico, como explica Pierre Bourdieu, retraduce las desigualdades del espacio social por medio del capital acumulado, y que permite mantener a distancia a las personas o cosas indeseables, y a la vez aproximarse a las deseables. De tal modo que las luchas por la apropiación del espacio físico pueden asumir formas individuales (movilidad espacial intrageneracional e intergeneracional) o colectivas (políticas habitacionales a distintos niveles), donde las diferencias flagrantes de niveles y estructura se inclinan a la retraducción de las desigualdades, que permiten la visibilización de nuevos actores y temas que nuevamente reflejan la pluralidad, a manera de desigualdad social, política y económica.

Estas oposiciones se inscriben en la estructura misma de las fracciones del organismo urbano, que representan el lugar de la confrontación insistente entre lo público y lo privado, y como mecanismo de legitimación de poder por parte de las sociedades que persiguen la diferenciación que se verifica por el acceso o limitación de elección en cuanto a la situación y ocupación en el nivel urbano.

Bibliografía de apoyo

BASCOPÉ, Haydeé; Semiótica del Lugar como forma de Resistencia Cultural; 2006

BOURDIEU, Pierre; La Miseria del Mundo; Fondo de Cultura Económica; México, s/a.

DUSSEL, Enrique; Conferencias de Frankfurt. Octubre de 1992. Colección académica Nº 1; Plural Editores. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, UMSA; La Paz, 1994

MONAST, J.E.; Los Indios Aimaraes; Ediciones Carlos Lohlé; Buenos Aires; 1972

UNTOJA, Fernando; Retorno al Ayllu I; Ediciones CADA; La Paz, 1992

WACQUANT, Loïc; Los condenados de la ciudad, Siglo XXI, México, 2006.


* HAYDEE BASCOPÉ GUZMAN Licenciada en la carrera de Arquitectura en la Universidad Mayor de San Andrés (La Paz-Bolivia) en la modalidad Tesis de Grado, con el tema Semiótica del lugar / forma de resistencia cultural, aprobación por excelencia con mención en el campo de Patrimonio Cultural. Egresada en la Maestría en Ordenamiento Territorial y Planificación Urbana FAADU - UMSA. Forma parte del Grupo de Trabajo en Desarrollo Urbano de la CLACSO.










1 Instituto de Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile.
2 Instituto para la Investigación Urbana y Regional, Academia de Ciencias Austriaca, Vienna y Instituto de
Geografía, Universidad de Innsbruck, Austria.
3 Pierre Bourdieu, define al espacio social como sistema de posiciones sociales que se definen las unas en relación con las otras. El “valor” de una posición se mide por la distancia social que la separa de otras posiciones inferiores o superiores, lo que equivale a decir que el espacio social es, en definitiva, un sistema de diferencias sociales jerarquizadas en función de un sistema de legitimidades socialmente establecidas y reconocidas en un momento determinado.

4 DUSSEL, Enrique; Conferencias de Frankfurt. Octubre de 1992. Colección académica Nº 1; Plural Editores. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, UMSA; La Paz, 1994; Pág. 57
5 UNTOJA, Fernando; Retorno al Ayllu I; Ediciones CADA; La Paz, 1992; Pág. 7: El mundo desde hace 500 años, se ha tejido de exclusiones, esto se llama colonización; pero es mejor decir, que ésta es la expansión de occidente, una expansión que genera una serie de dicotomías donde los excluidos son los Otros: los locos, la mujer, el indio, el judío, el salvaje, el comunista, el drogado y últimamente las plantas.
6 MONAST, J.E.; Los Indios Aimaraes; Ediciones Carlos Lohlé; Buenos Aires; 1972; Pág. 275: Los sociólogos muestran hoy que la colonización no solo ha favorecido la explotación económica de vastas regiones en provecho de las metrópolis (europeas), sino que también ha desposeído a naciones enteras de su personalidad propia. Un aniquilamiento que no es meramente físico o político; es sobre todo psicológico.
7 Hidalgo y Borsdorf, exponen que, en otros países latinoamericanos los countries nacieron en los años 1950 y 1960, cuando, después de la Segunda Guerra Mundial la expectativa de vida de las clases altas se dirigió hacia el llamado “sueño norteamericano”, que tuvo al suburbio en uno de los emblemas sobre los cuales los agentes urbanos estadounidenses promovieron la venta de viviendas de baja densidad en la periferia de las ciudades, representando por largos años uno de los productos arquetipos a los cuales una familia de ese país debía acceder.
8 Entendido como, el cambio de patrones culturales desencadenado por la migración hacia las grandes urbes y el aumento de la población en las ciudades que transforma la ocupación del suelo urbano.

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